Una alimentación fresca y saludable es clave para mejorar muchos aspectos de la vida, como tener un mejor rendimiento en los deportes, concentrarse más en los estudios. Pero cuando formas parte del mercado laboral, es todo un reto comer sano en la oficina. Lógralo con justo.mx.
Además si eres «oficinista», sea cual que sea tu cargo, estamos seguros que pasas la mayor parte del tiempo sentado enfrente de la computadora o en la sala de juntas.
Por lo anterior, debes hacer un alto para pensar qué estás haciendo para comer más sano y qué necesita tu cuerpo para rendir eficientemente en la oficina sin descuidar tus hábitos alimenticios.
1. No te saltes el desayuno
Muchas personas asisten al trabajo sin haber desayunado. Considera que tu cuerpo trabajará con baja energía si no comes. A la larga, esto afectará de forma negativa a tu rutina laboral.
La prestigiosa Clínica Mayo refiere que el desayuno puede incluso ayudarte a bajar o a mantener tu peso: ya que si no desayunas en algún momento te dará mucha hambre y comerás lo que tengas al alcance, aunque sea comida chatarra.
Si sueles salir con el tiempo limitado, prepara tus alimentos la noche anterior. De esta forma podrás tomarlos en el camino o al llegar a la oficina.
Considera que el primer alimento del día debe incluir una porción de proteínas, vegetales, fibra y fruta. En caso de que tu estómago no tolere tanta comida temprano, la nutrióloga Fer Palacios nos recomienda optar por un batido, por ejemplo, 1/2 plátano, 1/3 de taza de avena, leche descremada y 3 nueces.
2. Lleva tu comida
No es tan difícil programar tus comidas de la semana si haces un plan en un cuaderno o en un pizarrón de tu casa. Así podrás hacer más fácilmente una lista de ingredientes que te facilitarán la vida durante la semana.
Una recomendación básica es tener contenedores herméticos de tres tamaños para que controles las cantidades de tus alimentos con mayor facilidad. En el recipiente más grande meterás las porciones de verdura y fruta que necesitas consumir en el día. En el mediano incluye las porciones de proteína diaria (filetes de carne o de pescado, huevos cocidos o un delicioso alambre de pollo o de res con los vegetales que más te gusten).
El contenedor pequeño es perfecto para los carbohidratos, los que debemos cuidar más la porción, como la ración de pan, arroz, galletas integrales o hasta un postre.
3. Lleva snacks saludables
Es importante que programes, a la vez que tus comidas, tus colaciones o snacks, en un contenedor pequeño o bolsita, no te llevará más de 3 minutos hacerlo. Es conveniente para incrementar tu energía y saciar algún antojo que no sea saludable o no planeado. A media mañana y media tarde son los momentos perfectos. La nutrióloga Fer Palacios nos dio algunas ideas como un coctel de zanahoria rallada, jícama picada, 1/2 mango Ataúlfo con 2 cucharadas de almendras fileteadas. Recuerda puedes tener listas en casa algunas bolsitas con nueces o con frutos secos, solo vigila no pasarte de las porciones para no comer de más.
4. Toma agua todo el día
La manera más eficiente de contrarrestar los efectos de las altas temperaturas de tu oficina este verano es tomando agua suficiente. De esta manera, tu cuerpo se sentirá lleno de energía. Una vez que adoptes el hábito de tomar agua, empezarás a notar cómo los dolores de cabeza repentinos desaparecen. Al mismo tiempo, tendrás menos deseos de ingerir azúcar y mejorará tu desempeño en el trabajo.
Trata de decidir de manera inteligente, pero tampoco te autocastiges. No está mal si alguna vez te consientes algún capricho: puedes optar por chocolates 70% de cacao, palomitas bajas en grasas y sodio, yogur griego, gelatinas o frutos secos y semillas. Todos estos snacks saludables los encuentras en Jüsto.
5. Evita ir a la tienditas
Es muy común salir un rato para estirar las piernas y despejarse, pero no tomes este pretexto para ir a la tienda, ya que es lo más seguro que caigas en la tentación de comprarte algún alimento chatarra, totalmente perjudicial para tu salud. Las máquinas expendedoras en las oficinas también nos llevan a un consumo poco inteligente.
Los especialistas nos recuerdan que el «picoteo» suele estar relacionado con el estrés, el aburrimiento o la ansiedad, pero no con el apetito. Así que no te dejes llevar por estas emociones y mal traducirlas en «hambre».
6. Si comes fuera, elije comida saludable
Si has logrado llevar alimentos de calidad a la oficina para consumirlos, tampoco es imposible que logres seguir con un buen hábito cuando sales por alguna razón a alguna fonda o restaurante cercano. Es cada vez más común que estos establecimientos cuenten con varias opciones saludables en los «menús del día» e incluso puedes solicitar que te hagan un filete de pollo a la plancha o una ensalada. Otro buen consejo es cambiar las guarniciones, por ejemplo, si el platillo va con papas fritas, pide mejor verduras asadas o una ensalada fresca. También puedes hacer un scouting digital de cuáles restaurantes están a la redonda y elegir el que te parezca que tiene el menú más saludable, evitando así las fritangas por supuesto.
Incluso si decides comer en la calle encontrarás opciones: las quesadillas que combinen rellenos de proteínas y verduras (por ejemplo pollo con nopales), los tlacoyos de requesón, haba o frijol; e incluso los sopes con pollo y lechuga pueden ser excelentes decisiones siempre y cuando sean asados y no fritos.
En las taquerías puedes pedir tus tacos con una sola tortilla y acompañar con guacamole, nopales y consomé de pollo.
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