Aunque la mayoría de las personas creemos que el ramen proviene de Japón, en realidad sus orígenes están en China. No hay documentación precisa, pero al parecer el plato se conoce desde el siglo XVII, y fueron los chinos, con su intenso comercio que lo llevaron al país nipón.
Por siglos el ramen pervivió, y su importancia en la vida cotidiana puede constatarse en los numerosos ukiyo-e o estampas japonesas del siglo XVIII, en donde podemos ver fragmentos de la vida cotidiana en los que la nobleza degusta la sopa.
Fue en el siglo XX, específicamente tras la Segunda Guerra Mundial, que el consumo de la ramen se extendió a toda la población, de la mano de vendedores ambulantes que para anunciar su producto tocaban una curiosa flauta llamada charumera.
Con la popularización de la gastronomía japonesa en el siglo XX, el ramen viajó por el mundo, y hoy es un platillo que se puede disfrutar de Oriente a Occidente. Incluso el reconocido chef estadounidense Ohsaki admitió para The Guardian: «No considero el ramen como una gastronomía japonesa. El ramen se ha convertido en una gastronomía mundial».
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Su encanto singular
Ante lo dicho, podemos asegurar que en Japón no les quita el sueño si es o no originario de su excelsa y milenaria gastronomía, simplemente lo aman y lo hacen con mucho honor, como todo lo estilan.
Es por eso que en Japón tienen al menos tres museos dedicados a esta sopa, así como cientos de mangas (una serie tiene un personaje llamado Ramenman), anime, películas y libros.
El ramen siempre consuela un corazón triste, tal como lo hacen todas las sopas en el mundo entero. Nos recuerdan el cariño de mamá y reconfortan el alma. Pero siempre se puede mejorar su contenido para que resulte más saludable. Aquí te damos unos tips para que hagas unas modificaciones a esa receta que tanto te gusta.
1. Hazla con fideos integrales
Siempre es bueno sumar fibra a cuanto preparamos, así que no dudes en reemplazar los fideos tradicionales por fideos asiáticos integrales, o si no los tienes a la mano, puede servir cualquier otra pasta integral o de legumbres.
2. Prefiere el caldo a base de verduras
De forma tradicional, los caldos de un ramen incorporan huesos de pollo o de cerdo, que le dan esa consistencia cremosa.
Tú puedes utilizarlos, o también puedes optar por un caldo hecho a base de verduras, reduciendo el contenido de grasas y calorías al resultado final.
3. Reducir la cantidad de tare タレ
El tare タレ es la salsa espesa que se coloca en el fondo del ramen, la cual tiene una elevada proporción de sodio, por lo que es mejor usar en pequeñas proporciones.
4. Añade pescados grasos
Los pescados grasos como el salmón, la sardina, la anchoa, la caballa, el arenque y el atún pueden ofrecer a tu ramen una elevada cantidad de proteínas de calidad y grasas insaturadas beneficiosas para el organismo.
5. Más fibra a tu plato
Incorporar verduras o setas al ramen incrementará el poder saciante y te regalará fibra benéfica para tu intestino, además de aportar minerales y vitaminas.
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